Este sitio debe su nombre de a una hacienda y a un río ubicados en el
flanco noreste del volcán Ilaló, al sureste de Quito, donde se
descubrieron abundantes vestigios de talla de obsidiana y basalto que
fueron la razón de intensas investigaciones arqueológicas. Este lugar
fue habitado aproximadamente por el año 10.000 a.C.
En el sector del Inga no se han encontrado restos óseos de ni de
primitivos habitantes, ni de los animales que pudieran haber servido
para su alimentación, lo que hace suponer que nunca existió asentamiento
humano alguno, y que solo era sitio de paso para la recolección la
elaboración de instrumentos.